lunes, 18 de febrero de 2008

PRD: AGRAVIO Y REGENERACION, POSIBLE.


Arturo Zavala Zavala

Dice Heriberto Arias que la campaña por la Presidencia Estatal del PRD le ha permitido entender que la militancia y la periferia se sienten agraviadas y que por eso se distanciaron, dejando una estela de desconfianza que necesita borrarse. Así es; pero para lograr ese fin y relanzar al PRD, como ya es un consenso político interno, urge reconstruir el tejido político y de valores, para sustentar al partido como el instrumento de lucha que la sociedad conserva vigente y para erradicar la gran diversidad de distorsiones que se irradian entre la militancia, originando códigos de conducta psicológicos perfectamente identificables.

En las elecciones constitucionales locales del 2007, para dar un ejemplo, la mayoría de los militantes del PRD en Salvador Alvarado, reaccionó saliéndose de la asamblea ante el intento de imponerles un candidato por parte de ciertas cúpulas, permitiendo que la maniobra se consumara. Con esa inmadurez se contesta regularmente al monopolio del poder, permitiéndole conservarse y fortalecerse.

Las corrientes, aun las que presumen más renovadoras, como se ha dicho, no están basadas en estrategias políticas, sino en códigos de honor y lealtad semejantes a los de las “clickas”; incluso, hay quienes usan ese nombre. Los que desde afuera simpatizan con la izquierda actúan con una psicología similar, proclamándose decepcionados por cualquier detalle y amenazando con irse solo para justificar su inconsistencia, como hacía el PPS con el PCM para aliarse con el PRI. En este dominio caben también quienes tratando de ser útiles, pero poniéndose al margen de las pugnas, han asumido una posición "institucional", prolongadamente, colaborando con direcciones en turno que no son institucionales, sino cabezas de facción.

Rayando en la tercera edad, ambos afluentes (militantes y periferia) arrojamos esos signos de inmadurez (política); ¿una eventual oleada juvenil llegaría a reforzar la inmadurez o a revolucionarla?...

La posibilidad de renovar al PRD a estas alturas, no es una tarea rápida, sino de largo plazo y en función de la dinámica social. Más aun si se toman en cuenta los patrones de conducta y las respuestas que ofrecen a las exigencias de renovación, algunas de las corrientes que han adoptado ese discurso, porque, al estilo del gobierno priista que hasta antes de las elecciones del 2007 permanecía en el poder “apropiándose” del discurso e iniciativas que lo legitimaran, a ciertos dirigentes del PRD les da por aplicar un recurso que parecía rebasado por su formación académica.

En la reunión del Consejo Estatal celebrada en febrero, dos dirigentes se concertaron para neutralizar las propuestas opositoras con el método plagio-sandwich, mediante el cual, faltando al respeto a la inteligencia del auditorio, el segundo se apropiaba de las propuestas de la primera y un tercero coronaba la maniobra reconociendo al segundo la autoría. En los días posteriores siguió aplicándose el método, para intentar estocar al adversario con la espada arrebatada por un rival que al parecer, está desarmado (de argumentos). Es una “táctica” (¿o quizás una estrategia?) que consiste en un acto de encubrimiento de un hurto, en lugar de denunciarlo. Entre políticos estas mañas son comunes y otras peores; lo que extraña es que se den entre académicos y en plena “Era de la Comunicación” (que algunos gustan denominar “Posmodernidad” -¿o debemos decir gustaban ante la crisis neoliberal en pleno corazón de la economía mundial?).

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